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Una mirada fugaz sobre la Presencia Indígena y el origen de su Nombre

publicado por: Lionel Valentín Calderón

Lancemos una rápida mirada sobre su pasado aborigen y la génesis de su denominación desde la época hispánica. Presencia Indígena En cuanto a los asentamientos indígena en el área nos remitimos al oportuno apunte que nos hace el arqueólogo del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Juan Rivera Fontán [1998, 1999]. Este señala que existen alrededor de diez sitios arqueológicos con bastante evidencia de restos materiales los que nos confirman la presencia indígena en por lo menos sietebarrios. Aunque todavía no se han hecho las correspondientes asociaciones culturales –identificaciones– de los lugares reportados, las pruebas encontradas preliminarmente nos sugieren una antigua dispersión humana en estas tierras mucho antes de la invasión, conquista y colonización española de nuestro archipiélago borincano. Al repasar la documentación histórica sobre San Sebastián, podemos apreciar la amplia toponimia –nombres de lugares– de origen indotaíno que han prevalecido por los siglos como legado para las presentes y futuras generaciones. Tales son: Aibonito, Bahomamey, Cibao, Guacio, Guajataca, Guatemala, Caimitos, Guamá, Capá, Emajagua, etc. Estos y otros datos complementan el hecho veraz de la existencia prehispánica en los alrededores.

Una interrogante que aún perdura entre nuestros habitantes es el origen del nombre “Pepino”. Por años se han difundido varias teorías. Una de ellas es, que el pueblo devengó ese nombre como consecuencia de haber en sus comienzos una barriada llamada “Pepinito”. De esta barriada, de acuerdo con la teoría, el pueblo adquirió su nombre. Es decir, de “Pepinito” surge “Pepino”.

Algunas personas no comparten esta teoría por con­siderarla absurda e ilógica. No es posible que se le dé nombre a la barriada primero y luego al pueblo. Lo normal sería lo contrario. Otra señala, que el nombre de Pepino a la aldea, ocurre como consecuencia de habérsele encomendado a un tal Don Sebastián del Pepino, la empresa, por parte del Gobierno Español, de colonizar esta región. Por lo tanto, en su honor se le adjudicó su nombre al pueblo.

Esta teoría podría catalogarse como sumamente cargada de imaginación, dado el caso que no existe documento alguno que la sustente.

Y por último, Don Joaquín Oronoz Font, nos indica que el nombre del pueblo se deriva de su geología. Veamos.

“EI tipo de montaña que rodea al pueblo, por la parte Norte y Este se conoce geológicamente con el nombre de “mogotes” o “pepinos”. Dada la cantidad de los mismos a través de toda esa área mencionada, el pueblo obtiene su nombre. Para probar lo anteriormente dicho puedo citar al señor Watson Monroe, quien es conocido experto en formaciones Kársicas de Puerto Rico. Dice lo siguiente: ‘La región Kársica de piedra caliza se caracteriza por las típicas colinas cónicas llamadas mogotes o pepinos’... “

Anteriormente dejamos especificado que el po­blado fue situado en un valle rodeado por mon­tañas. A este tipo de montaña se le llama real­mente “Pepinos”, por lo cual es probable y por lo tanto factible, que el nombre Pepino sí haya surgido como resultado de lo anteriormente expuesto.

Evolución del nombre del pueblo

Sobre la evolución del nombre del pueblo, el Sr. Walter Cardona Bonet, en su libro San Sebastián, Notas para su Historia publicado en 1985, nos dice: “El nombre original del pueblo era San Sebastián de Las Vegas y el Pepino, nombre que fue acortándo­se al pasar los años. En 1765 se reporta como San Sebastián de Las Vegas y Pepino. Diez años después se describe como Las Vegas y Pepino. Para 1783 aparece como Vegas del Pepino y ya entre 1793 y 1795 se empieza a usar el de Pepino; siendo generalmente presidido por el nombre de su patrón. El Pepino permanecería en uso hasta el año 1869...”

El actual nombre de nuestro pueblo, San Se­bastián, no fue plasmado oficialmente hasta el año 1869.

Probablemente un grupo de religiosos patrocinó la idea de cambiarle el nombre al pueblo por el del Santo Patrón. El deseo de este cambio se dejó sentir a punto de que la Junta Municipal resolvió reunirse a fin de considerar el deseo expresado. Se escribió al Mi­nistro de Ultramar el propósito de la Junta, re­ci­bién­dose el día 7 de enero de 1869 su aprobación. Al aprobarse el cambio se impuso una condición: “...que durante algún tiempo al usar de los documentos ofi­ciales el nuevo nombre de “San Sebastián”, que se pi­de para dicho municipio se añadan las palabras “antes Pepino”.

Hoy día es común oírse decir cuando se hace referencia a nuestro territorio, llamársele; San Sebastián de las Vegas del Pepino, lo cual sin duda le imparte un matiz de hidalguía.

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No conocer el pasado es ser incesantemente irresponsable con quienes forjar nuestro presente; no dar a conocer el presente es ser incesantemente niños cin nuestras generaciones futuras.
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