El avance moral y cultural de las civilizaciones se mide por el tratamiento que le dan a sus muertos. Muchos pueblos han procurado darles un tratamiento de honor y respeto a sus familiares, amigos y enemigos cuando fallecen. Esperan recibir el mismo trato cuando ellos fallezcan. La disposición de los cadáveres tiene que ver mucho con el destino final que prevalece en cada religión.
Algunas culturas procuraban preservar el cadáver. Los ricos de Egipto momificaban a sus seres queridos con la esperanza de que el hálito de vida regresara al cuerpo. Otros disponían de los cadáveres mediante cremación, unos cadáveres eran soltados al mar ardiendo y otros enterrados en ríos como los hindúes que creman y las cenizas las entierran en el río Ganges. Allí es cuestión de reencarnación. Entre los judíos se daba con largo proceso de despegue sentimental con un velorio de 40 días esperando la resurrección futura.
Colonizados por España y la iglesia católica hemos recibido culturalmente muchas de sus prácticas romanas relacionadas con la muerte. El purgatorio y la muerte significaron, por muchos siglos, la mejor fuente ingresos para la religión católica. Sacar a un penitente del purgatorio requiere una cuantiosa inversión económica. Los pudientes, los sostenedores de la iglesia, eran enterrados dentro de la nave de la iglesia, cerca del altar. Los de medianos recursos eran enterrados en el atrio de la iglesia y los pobres en las orillas del atrio. Cuando llegó el Reformismo Borbónico al poder político le quitó el negocio de la muerte a la iglesia católica por medio de una serie de leyes sanitarias. No se podían enterrar más cadáveres en la iglesia. Era antihigiénico. Luego nace el campo santo o cementerio, menos rígido, pero controlado por la monarquía y la iglesia. Aquí las ganancias se dividen.
Aunque el tema que venimos desarrollando es de corte religioso tocaremos el origen de las tradiciones religiosas en Puerto Rico de manera breve. Consideraremos principalmente lo que atañe al tratamiento que esas culturas le daban y le dan a la muerte. La presentación en este y el próximo capítulo se dan en orden de entrada y manifestación en Puerto Rico
La religión Taína ante la muerte
Los tainos eran animistas y tenían una religión de dioses similares a los orishas africanos. Creían en la continuación e inmortalidad del alma. La vida ni se disolvía ni se terminaba con la muerte. No existía disciplina ni castigo en el más allá. Al morir el taino pasaba a una dimensión placentera y en su mundo vivían de bailes, música y de mujeres. Eran enterrados con las pertenencias necesarias y comida de modo que continuaran disfrutando en la otra dimensión. Tal parece que esta migración al otro mundo ideal mitigaba cualquier dolor y congoja por la partida. Era un cambio de dimensión. El dolor y la congoja son expresiones aprendidas producto de la inseguridad que plantea el futuro.
La religión taína fue demonizada por la religión católica y los taínos, que habían perdido su libertad de culto, se veían obstaculizados de celebrar sus ritos funerales y obligados a celebrar el entierro de los difuntos dentro de la tradición católica que se imponía. Solamente los que huyeron a las Indieras, a la montaña, pudieron mantener su cosmovisión y práctica religiosa.
El advenimiento de la religión Católica
Esta tradición nos llega juntamente con la colonización española en el 1508. Es una amalgama de creencias de los iberos y los celtas, los fenicios, de los griegos, de los cartaginenses recogida por paganismo romano y luego por la paganización del cristianismo.
El funeral Católico
El trato que la iglesia católica le da a los muertos se aparta completamente de lo revelado en el Antiguo y Nuevo Testamentos. Es simplemente la continuación de los rituales y ceremonias romanas fúnebres con algunos elementos cristianos. La iglesia, cuando salió de la persecución, fue favorecida por el emperador Constantino y se convirtió en la religión del estado sustituyendo al paganismo pero incorporando los elementos de la religión pagana en su seno principalmente lo que tiene que ver con la procesión funeral y la disposición de cadáveres. Son muy pocas las personas que han estudiado el catolicismo romano con profundidad para llegar a esta conclusión.
Un estudio serio y profundo nos trae a esta misma conclusión. La médula del rito funeral católico es asegurar que el difunto habrá de salir del penar del purgatorio mediante rezos y misa de la iglesia hasta llegar a las cumbres celestiales. El Renacimiento, el Humanismo ni la Reforma Protestante pudieron cambiar esa tradición. Este tratamiento con relación a los muertos es el que prevalece en la mitad de la población de los puertorriqueños.
Los entierros Católicos
La tradición antigua católica le da la oportunidad a los dolientes de hacer públicas las virtudes del fenecido. Pueden llevar el cadáver al hombro, o en carruaje o en coches fúnebres repletos de flores. Se celebran novenarios para asegurar su entrada al cielo o por lo menos, su cercanía al cielo. Era menester que los deudos rezaran para que “Dios los saque de pena y los lleve a descansar”. Algunos feligreses destinaban una herencia para iglesia y de esta forma aseguraban que serían enterrados en algún lugar de la iglesia que es la entrada al cielo o en un lugar digno en el cementerio. Y sobre todo la misa y el discurso de despedida de duelos, que por lo general era un elogio a las virtudes del fallecido y expresaba la contribución del fenecido a la sociedad. Al cielo, según la tradición católica, se entra por las obras.
Recordemos que la iglesia católica fue parte del proceso del Pepino como un hato ganadero y parte del proceso de fundación y colonización de San Sebastián del Pepino como un partido reconocido por el Gobierno Central desde 1752. Para la fundación de un partido o pueblo los fundadores tenían que asegurarle a los pobladores una ermita y templo en los cuales pudieran practicar su religión.