Inicios del Asentamiento Geográfico
Reconstruir esta historia o cualquier historia requiere buenas fuentes documentales, buenos testimonios orales y mucha imaginación de parte del historiador. Son escasas las fuentes que tenemos, así que nuestro asidero será la historia reconstruida a partir de varios testimonios orales que coinciden.
Comenzaremos con algunos apuntes sobre la Barriada El Guayabal y su apéndice, el Rabo Del Buey. No tenemos claro el origen de esta barriada pero resulta lógico pensar que la vida en el Pepino se llevaba a cabo en el casco del pueblo y de ahí comenzó a desparramarse con más facilidad hacia el oeste y hacia el sur. A fines de 1800 el casco del pueblo empezó a expandirse hacia el este, hacia Piedras Blancas donde el terreno tiene una caída abrupta y poco adecuada para extender el pueblo hacia ella.
Para 1824 comienza la construcción de la calle de Abajo, hoy la calle Hostos. La calle de Añasco tuvo su origen cerca de 1846 y con el tiempo llegó a topar con la calle de Abajo, ahora llamada calle Comercio. La calle de Añasco tomó otro nombre y a principios del siglo 20 se conocía como la calle Ruiz Belvis. No sabemos con certeza si la calle que vino a llamarse 25 de julio existía. Por lo menos existía un camino Si existía tal camino significa que ya el pueblo había comenzado a extenderse lentamente hacia el este.
Inicios de la Comunidad
Para fines del siglo 19 y principios del siglo 20 comienza a poblarse El Guayabal Aquella parte era una cuesta empinada, monte, bruscas, cadillos, palmas y muchas plantas de guayaba. De ahí viene su nombre de Guayabal. Los pobres habrían de hacer sus viviendas en un lugar no apto. La inventiva que produce la necesidad hace aquello que no es apto para vivir un paraíso.
Así que comenzó aquella invasión de terreno. Y se fueron levantando bohíos, chozas y alguna casa de madera de palma real y múltiples negocios. Unos familiares seguían a otros y amigos seguían amigos. El único camino de tierra, el principal de la barriada, era la calle el Guayabal que discurría de norte a sur. Después tomó el nombre de calle 11 de enero y recientemente Aguedo Vargas, uno de sus más notables residentes.
De ese camino, en el futuro, nacerían tres puentes: el puente hacia Tablastilla (calle Tanca), el puente hacia Stalingrado (Calle Ruiz Belvis) y el puente hacia Pueblo Nuevo (Calle Ensanche y luego (Calle Juan Francisco Cortes). La Quebrada Chiquita dividía las futuras barriadas de la barriada el Guayabal. Los tres puentes significan expansión hacia dentro del Barrio Piedras Blancas. Piedras Blancas.
El Guayabal antiguo no se formó de solares proporcionados por el gobierno central. Cada cual levantaba su casita conforme a su condición económica. No había energía eléctrica ni agua potable, no había alcantarillado, no había aceras. La energía eléctrica y el agua potable llegaron mucho después del Huracán San Felipe, ocurrido en el 1928. El camino de tierra fue embreado después de este temible huracán. . Existían letrinas, lo que ayudaba a la higiene de la población.
La Plaza del Mercado
A principio del siglo 20 se construyó la plaza del mercado, donde había toda clase de comerciantes, tabaqueros, verdureros, bazares, tienda de ropa y zapatos y otros géneros inimaginables de tiendas. En la parte de atrás de la plaza e mercadeaban ganado mayor y menor y se mercadeaban aves. La plaza cogía una gran extensión de modo que se aproximaba muy cerca a la calle que luego se llamó 25 de julio. En la parte de baja de la plaza se traqueaban gallos y se almacenaban bines y víveres.
La masa de pueblo que asistía diariamente a la plaza era considerable. Venía gente del pueblo y del campo, mayormente el sábado. La plaza se convirtió en un punto de ganarse la vida y de cómo subsistir, un punto de encuentro, un punto de amistad y un punto de esperanza. Allí venía el Sr, Polidura (Asadura), en el década de 1950, a anunciar los muertos del día.
Religión
El Guayabal fue altamente seguir del Espiritismo, no obstante, la población profesaba el catolicismo popular. Con la venida de Don Guilo Vargas se estableció el primer centro espiritista formal. Estas reuniones eran concurridas por personas de algún nivel de educación y por la clase baja. Era una mezcla del Espiritismo filosófico francés con el Espiritismo africano. Lograron adquirir un solar un poco más abajo de la esquina de la calle Guajataca (JM Cabrero) con la calle Andrés Méndez Liciaga.
Mientras tanto los pentecostales llegaron en el 1936, se establecieron en Tablastilla, en casa de Alejandro Lugo, el comerciante y vendedor de lágrimas del monte. Más adelante, en década del 1940, los pentecostales alquilaron un pequeño local en la plaza del mercado. Hubo ocasiones en donde jinetes metían sus caballos en el local, profanando el pequeño santuario. Los pentecostales eran objeto de burla, mofa y a veces, persecución de la misma gente pobre. Su mensaje era anti católico, anti protestante y anti espiritista.
Ya, para la década de 1950, los pentecostales adquirieron un solar en la esquina Ruiz Belvis con la calle 25 de julio. Don Pedro Morales, maestro carpintero, edificó allí el primer templo bajo el pastorado del Rev. Ulises Oliver. Esto ocurrió antes de la expropiación del Guayabal.
Con relación a la Iglesia Católica, su templo estaba al frente de la plaza de recreo, a una cuadra del la plaza del mercado. El pueblo concurría a las misas que se ofrecían. El templo de la iglesia Presbiteriana estaba en el lado norte de la plaza de recreo. Es de notarse que los presbiterianos fueron los primeros evangélicos en predicar en el Guayabal aunque su feligresía era principalmente de la clase media artesanal, comercial y profesional.
Educación
La Sra. Correa, esposa de Cheo Padró Quiles, iba por las casas a matricular a los muchachos para la escuela. Los niños asistían a la Escuela Elemental Sifre que ubicaba en la bajada de Pueblo Nuevo y a la Escuela Elemental Whittier que ubicaba en la bajada de la calle Comercio (Hostos).
Salud
En esos primeros tiempos había un solo médico en el Pepino y en el Guayabal había varios curanderos. La población recurría al médico en casos graves. A mediados de siglo, la gente tenía que ir a la Unidad de Salud Pública en los altos de la Ferretería Santana Rivera.
El Rabo Del Buey
Se conoce como Rabo del Buey a una calle que no tenía salida, era como un apéndice de la calle Guayabal. Esta calle queda un poco más arriba de la curva de la calle el Guayabal y era una prolongación de la calle que se llamó en el futuro, 25 de julio. Cerca estaba la Panadería Frontera y en la mera curva estaba José Luis, el mecánico y hermano de Jorobo, que tenía una agencia de alquilar bicicletas.
Don Guilo Vargas, hombre ingenioso, había construido un carrusel de varios caballitos y una silla voladora. Mon Scharon atendía a los clientes. Además, Don Guilo tenía una ebanistería y funeraria y servía a los pobres con relación a la muerte. Sus hijos, entre ellos Raúl, trabajaban en dicho taller.
Para la década del 40 había un comerciante llamado Don Cheo Cabrita. Tenía un radio que le llamaban el radio invisible. Con su radio encendido despertaba al vecindario muy temprano en la mañana. Para la década del 50 Don José González, como era su verdadero nombre, resbaló en una escalera exterior en la parte trasera de su negocio y se desnucó. Decían que había muerto de repente.
Los ancianos testigos de esa historia que rebasan unos los 90 años y otros los 80 indican que aunque había mucha promiscuidad, ya que casarse por la iglesia costaba, pero la criminalidad era escasa. Uno de los casos más famosos y escasos en esa calle sin salida ocurrió con el asesinato de una mujer de manos de su antiguo compañero que acababa de salir de la cárcel. Ella se hacía acompañar de un artesano de tres pies y anafres. Este era notorio por sus andanzas.
Urbanización
Para fines de la década del 1950 el gobierno estatal expropió la barriada con el fin de quitar ese arrabal de la zona urbana. Muchos de sus residentes tuvieron la alternativa de mudarse al nuevo caserío Andrés Méndez Liciaga para 1959 que ubicaba en el lado opuesto del pueblo. . Hoy día el Guayabal es un reparto urbanizado y algunos residentes del antiguo Guayabal volvieron a vivir allí. La calle Tanca fue interrumpida y asimismo la calle Ruiz Belvis por callejones peatonales.
Nota
Mis fuentes de estos apuntes son actas municipales, libros de historia municipal, Raúl Vargas de 94 años, Blanca Soto de 90 años, Angel Ramón Scharon de 84 años y Yeyo Salas, ex alcalde de San Sebastián (1989-92) de 70 años.