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Cura civil para la democracia corrupta

publicado por: Lionel Valentín Calderón

Por Eliut González Vélez: Dedicado al coleccionista de antigüedades Efraín Ramírez, al líder cívico-cultural Juan López, y demás desobedientes civiles.

La Legitimidad del Reclamo del Vecindario del Barrio Sonador

La corriente impetuosa del Río Sonador está sonando y resonando. El clamor y el reclamo de los vecinos de Sonador tienen una sólida base de moralidad y de legitimidad. Cuando esta compañía quiere poner en peligro la salud y bienestar de la población, con arrojo y determinación varios vecinos del barrio Sonador han levantado un campamento de desobediencia civil con el fin de resistir leyes y reglamentos inmorales y llevar sobre si la penalidad de las leyes y reglamentos injustos con relación al proyecto de la antena de comunicación. Además, demuestra lo ilegítimo e inmoral de utilizar la permisología gubernamental para dañar el ambiente y la población del barrio Sonador. Los dignos desobedientes han sido arrestados y están pendientes de ser acusados de obstruir a la construcción de la referida antena.

La desobediencia civil es propia de aquellos países, comunidades y ciudadanos que han venido pasando por un intenso proceso de concienciación debido a la manipulación y corrupción de la democracia. . Esta concienciación le da poder moral a los países, comunidades y ciudadanos y los habilita para enfrentar la ilegitimidad de las leyes. Les da poder moral para resistir sobre su psiquis y cuerpo los castigos ilegítimos que conlleva. En la democracia idealizada, se supone que todas las leyes que hace el poder legislativo son legales porque deben tener un fundamento legítimo, justo y solidario. En lo que respecta, a Puerto Rico y Sonador esa no es la verdad ni remotamente. La desobediencia civil es necesaria para sanear la democracia manipulada y corrompida, corrompida por el gran empresariado y la política. También es un reto rectificador porque los derechos que aseguran la democracia han sido torcidos y retorcidos. El remedio para una democracia manipulada y torcida es la científica, creciente y resistente desobediencia civil.

Los actos de desobediencia civil contra la instalación de antenas de comunicación no solo ocurren en El Pepino. En Palo Seco de Maunabo se registran actos de desobediencia civil en contra de la compañía HR Global Developers Corporation que quiere instalar una antena de comunicación. La lucha en Humacao, de 30 desobedientes civiles, es contra la empresa de comunicaciones Red Tower. Otros tantos han luchado en Morovis contra las mismas compañías de comunicaciones. La desobediencia civil es creciente porque la concienciación sigue aumentando ante una democracia manipulada y corrompida por los grandes empresarios y los políticos.

Consideremos un momento el nivel de conciencia que tiene uno de los desobedientes civiles del barrio Sonador de San Sebastián del Pepino: “La microonda es un agente carcinogénico y eso está comprobado científicamente. Esto es una cuestión de sensatez. A 200 metros implicaría una dosis de radiación como estar dentro de una microonda un minuto y cuarto todos los meses. En Puerto Rico, si no se controla la manera indiscriminada de colocar antenas y usar celulares, aquí va a haber una epidemia de cáncer de aquí a 10 años”, sentenció.

QMC Telecom y estas otras compañías de comunicación surgen porque en un momento sus accionistas y dueños con antifaz corporativo fueron donantes políticos. El gobierno, en acción de gracia(s), ha legislado para facilitarles el negocio de instalar antenas de comunicaciones a expensas del ambiente y salud de la ciudadanía. El donativo político es una inversión que luego se cobra con altas ganancias. Ganancias que las paga el consumidor con dinero y precariedad en su estado de salud y ambiente. Es una demostración del uso y costumbre entre los políticos y la clase empresarial de la democracia puertorriqueña que invierte en campañas políticas para luego recibir como recompensa contratos gubernamentales.

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